"El trabajo Koinonía de Isa Sanz pone de manifiesto su proximidad entre la creación artística y una profunda intuición filosófica de la realidad, explorando a través de esta serie de fotografías la fortaleza femenina, la calma, la integración con la naturaleza, el color, la sangre, el agua y la magia, elementos ligados profundamente a la construcción de lo femenino. La fotografía de Sanz evidencia además el carácter efímero que nos envuelve. Se sumerge más allá de la epidermis, se niega a la superficie y prefiere bucear al interior, explorando los recovecos de la existencia. Reacciona a la corriente, a la marea, a los vientos y obtiene resultados que llevan al espectador a distintas conclusiones, pero siempre desde la mirada que nos conecta con lo primigenio."
Elvira Rilova, Historiadora del Arte.
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Aunque, en un principio, las imágenes de esta serie estaban cuidadosamente concebidas, algunas surgieron de manera espontánea. Salía con mi cámara y materiales en busca de algo con lo que interactuar; cuando lo encontraba, me entregaba a experimentar el momento, a sentir lo que estaba ocurriendo. La escenificación se convertía así en algo real, en algo que estaba sucediendo.
Inmersa en el pasaje y siendo parte de él, viví experiencias que he intentado plasmar en estas fotografías. Sumergirme en el agua, adoptando la posición fetal, me transportó al útero. En otro momento, experimenté algo que podría describirse como un renacimiento al ser depositada por el agua en la tierra. Jugar con el viento evocó sensaciones de la infancia y una inmensa alegría.
El color rojo, símbolo de pasión y fuerza, es también el color de la sangre menstrual. Utilicé tejidos de este color para resaltar elementos imperceptibles a veces, como el movimiento del agua, el soplo del viento o el vacío de una grieta. También para subrayar desafíos a la gravedad, como la verticalidad de un árbol, o para mimetizarme con las amapolas en un campo de flores. ¿No es un milagro que todas florezcan a la vez? Quizás eso sea Dios.
Sobre la forma circular de las imágenes, me preguntaba: ¿Por qué todo ha de estar encuadrado? ¿Por qué ceñirnos a criterios de lectura como izquierda-derecha y arriba-abajo? ¿Dónde comienza y dónde termina una obra? Para mí, la lectura de esta obra debe realizarse del centro hacia los bordes. Aquí propongo una manera diferente de mirar, más infinita, expansiva y femenina.
Al realizar este trabajo, pensaba en el arte rupestre y me sentía como las pintoras de las cavernas. La diferencia radica en que sustituí los pigmentos, la sangre y la piedra, por los tejidos, mi cuerpo en la naturaleza y el sensor digital.
Esta serie fue creada en Ibiza, a donde llegué en junio de 2010 y decidí que sería mi hogar después de contemplar una puesta de sol en Es Vedrá. Desde el principio, he sentido que esta isla me nutre, me alimenta, me da. Me he sentido parte del lugar. En este pequeño rincón, he percibido que todo está a mi alcance, siempre con el sol, la luna y las estrellas a la vista. Aquí he experimentado la comunión, la Koinonía.