Este proyecto está formado de una serie de fotografías realizadas en el espacio donde hice la Búsqueda de Visión (Fuego Sagrado de Itzachilatlan) en la isla de Ibiza en Octubre de 2015, dirigido por María Valdivia. Gracias a ella, a las personas con las que compartí montaña, a la montaña de Morna por su ladera confortable, a las demás personas que estaban de apoyo abajo en el campamento. Y gracias a mi misma, por ser capaz.
Subí voluntariamente a una montaña y permanecí allí aislada por un periodo de 4 días, sin comida ni bebida, llevando solo ropa de abrigo y lo necesario para dormir. Me sentí en total armonía con la naturaleza que me rodeaba. No hubo magias ni visiones, ¿o sí?: La visión del cielo estrellado, de las plantas y matorrales que me rodeaban, de los grandes árboles, de los pájaros volando... Disfruté del color de las hojas que cambiaba según la luz y el momento del día, del olor de la tierra, del canto de las aves, del sonido del viento, de la oscuridad de la noche, del amanecer.
Escuché mi corazón latir, sentí mi respiración incesante. Estaba viva y presente como creo que lo están los animales. A ratos, mi mente se incendiaba y otros ratos se calmaba como un lago helado.
Mi gran miedo era la sed; pensé que no podría soportarlo. Una vez allí, vi que aquel miedo había sido solo mi imaginación; mi sed fue una sensación constante pero sutil y muy fácil de soportar.
No recuerdo haberlo pasado mal ni por sed ni por hambre.
Estar sola y en silencio no me preocupaba; cuatro días es bastante tiempo y lo disfruté. Me sentí una más de ese ecosistema.
Rendición. El silencio es importante, la quietud es importante, para conocerse a una misma.
Cuando bajé de aquella montaña, no llevaba nada que no tuviera ya antes.